Carta de renuncia

Ocho de la mañana

el patrón ha llegado,

sé el producto que puedas

y ponte en un mostrador.

Doce del día

ten hijos y una casa.

Nueve de la noche

cierra los ojos

¡y muérete!

Niégate a despertar,

mañana será un deja vu.

Aférrate hoy a las cobijas,

No te levantes,

no pongas el pie en tu zapato ajeno

No tomes el bus

no toques el taxi

Camina hoy en tu almohada

aférrate a tu sueño

tírate a la inmensidad del techo

no te muevas

pégate un tiro en la sien

 resístete a despertar.

Arañas

Las hostiles arañas de mi pecho

no te dejan en paz.

Pronuncian con sus patas tus caderas

sus pelos refinan tu voz

tejen tus ojos al filo de sus bocas.

Me enredo en el juego de sus cuatro colas,

cripta de hilos

urdida con el mismo enigma de tu perfume.

Me envenenan las arañas

con tu tagma ausencia.

Gemido

"He visto las mejores mentes de mi generación

destruidas por la locura"

Allen Ginsberg

Impotentes

porque no son homosexuales, ladrones o drogadictos.

Carne crucificada de sus familias,

juzgados como enfermos

porque el suicidio se ha vuelto una esperanza.

Tristes actores

que montan escenas monstruosas para esconder el miedo,

dedicados a escribir como leones de zoológico,

dedicados a pintar manteles de cocina,

dedicados a cantar a una Sodoma capitalista,

una Gomorra comunista,

un trance

de cogidas y tiradas

sobre flores

recién paridas.

Porque no hay nada nuevo que hacer,

pero a todos les hierve el corazón con su sexo,

es asqueroso

delicioso

-así te callan-

                                                    Porque no pudieron ser beat

porque el cuerpo es la transacción del espíritu,

porque el espíritu no existe,

entonces son nada,

están solos.

Resumen de noticias

 

Militares muertos, guerrilleros muertos,

indigentes muertos, niños muertos.

Policías muertos, paramilitares muertos,

adultos muertos, viejos muertos.

Narcotraficantes

delincuentes

periodistas

políticos

cantantes

bailarines

famosos

desconocidos,

todos muertos.

Ataúdes con banderas

cremaciones

tumbas

fosas comunes.

Un país sobrepoblado de rencarnaciones,

al infierno no le caben más almas

el cielo no existe.  

El espacio de memoria que soy en tu cuerpo

El amor llega con el tiempo

yo me ocupo de destrozarte

tomar tus piernas y romper el asco                                                                    

de saber que no hay nada maldito

que solo está lo íntimo.

en mí no está el pecado

el pecado está en ti

en todo lo que adormece tu cuerpo

en todo lo que distrae tu sudor y tu sexo

me tomo mi tiempo para rasgar tu pecho

abrir tu corazón 

romper tu cuerpo

que me arrulle tu entrepierna.

Nunca enjaulo tu sexo entre mi mano

solamente soy la excusa

entre la sombra.

Memoria

Primero se dedicaron a protestar

negros pasos machacados

corazones dolidos en centenarios

llorando con palos y piedras.

Luces verdes pidieron orden

castigos con banderas

cárceles rodantes

que dejaban fosas en la memoria.

Las lágrimas decidieron ser pólvora

selva

añorando ser cuba,

y los que no creyeron en cuba respondieron.

se sumaron pasiones, balas, soldados

todos lloraban, todos odiaban,

era sencillo.

Entonces solo se necesitaban los pasteles del odio

embadurnados de ideales, escribiendo una justicia

con la que se engañaba los años y las generaciones.

La desesperación era grande

se hizo necesario empolvarse la nariz

fumarse la vergüenza

inyectarse un poco de esperanza.

Mientras araban 
los campesinos eran dados de baja

en las ciudades no dejaban ver la sangre

la maquinaria de la guerra era costosa

necesitaban creyentes.

Los generales extendieron sus dedos de oro

apuñalando corazones sin ver cadáveres

ya no necesitaban la derecha o la izquierda

solo las denominaciones.

Déjà vu

Déjà vu 

Lo difícil no es el amor 

ni descubrir una mujer 

Lo que golpea lágrimas 

es que en todas las mujeres 

haya el mismo rostro 

el mismo amor

Obra completa

El cuerpo rodó por el suelo. Una mujer pálida corrió. Se sentó a su lado, ensuciando su vestido negro con el asfalto. Ella, con una sonrisa amorosa, acariciaba la cabeza ensangrentada. El hombre del carro bajó tembloroso. Un transeúnte llamó al hospital. En el momento que llegaron los paramédicos la mujer, cuidadosamente ayudó a subirlo a la camilla. Cuando partió la ambulancia, ella recogió una hoz y se marcho.