lunes, 1 de octubre de 2012

Arañas


Las hostiles arañas de mi pecho
no te dejan en paz.
Pronuncian con sus patas tus caderas
sus pelos refinan tu voz
tejen tus ojos al filo de sus bocas.

Me enredo en el juego de sus cuatro colas,
cripta de hilos
urdida con el mismo enigma de tu perfume.
Me envenenan las arañas
con tu tagma ausencia.

1 comentario:

  1. Severo Eder, me gusta el tono, como se va forjando esa telaraña en la que se duele la perdida de esa mujer casi artrópodo mientras se captura al lector. Abrazo.

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