Busco asilo en mi habitación
pero solo lo digo para no
pronunciar exilio.
En el asfalto de mis calles
hay gritos marchando
gritos desatinados, sin
métrica, sin ritmo
gritos que se estrellan con
la muralla militar;
y los tenderos se incomodan,
la gente de los buses se
incomodan,
los padres en las escuelas
se incomodan,
los transeúntes se incomodan,
el señor presidente se
incomoda,
nadie quiere oír esos
alaridos desentonados;
pero esas voces tienen
raíces amplias
carcomen el asfalto
vienen de los huesos que
creímos desvanecer en el polvo
viene de la memoria de los
árboles, son un dolor de tierra
y esos gritos son uno solo
son la mitología de los
abuelos
son la carne de los jóvenes,
aunque ellos adopten el olvido,
aunque las bocas que los
pronuncian no lo sepan
son uno solo,
porque estas montañas no han
dejado de gritar
porque las balas son
silencio
y estas montañas necesitan
gritar
aunque quien las escucha sea
un pueblo sin orejas
aunque el resto
elijamos el exilio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario