sábado, 24 de noviembre de 2018

Hoy gratis en Kindle

Recuerden que hoy 24 y mañana 25 esta de forma gratuita el poemario Nada Prometido por Amazon. Por la Play Store pueden descargar la APP Kindle para usuarios de Android 

 

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Presento mi eBook: Nada prometido


Pienso en como presentar este poemario. Termino remontándome sobre otros, antes de abrir mis palabras.

A quien pueda interesar
(José Emilio Pacheco)

Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía

A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo

La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida


Gracias a José Emilio Pacheco no necesito decir mucho para presentar mi poemario. La poesía es un acto sobrecargado de vida. Nunca he podido ver la poesía como un acto rutinario, que se junta y se empaca en una linda cajita temática. Nada Prometido es un libro que intenta tejerse con otros hilos. Quizás este libro termine siendo una terquedad, un fracaso, pero es algo que no me corresponde, es el lector quien lo entregara a la memoria o al olvido.


Como pueden ver no sirvo para hacer parafernalia. Solo espero que el lector pueda darme el beneficio de la duda, que es lo único que necesita un libro.

En cuanto al eBook pueden encontrarlo en Amazon bajo el título Nada Prometido. Tengo la opción de dejar unos días para que puedan descargarlo gratis, pero sé que algunas personas no manejan Kindle. Por ellos distribuiré los días de descarga gratis en dos fines de semana, el 24 y 25 de noviembre y el 1 y 2 de diciembre de 2018, con el propósito de que tengan tiempo de manejar Kindle. Les dejo el link en Amazon: 





Espero que, si el libro es de su agrado, lo compartan.




viernes, 16 de noviembre de 2018

El dios del tiempo


De pronto todo se detuvo. No podía mover mis músculos o ver distintos ángulos, ni siquiera se movía mi pelo. Las ráfagas de viento que levantaban polvo estaban inertes, dejando pequeños remolinos que parecían vasijas en una mesa de noche. Todo y todos en las calles estábamos quietos, como un salón de estatuas vivientes. De repente vi un ser blanco, sin rostro, tatuado con números y pequeñas rayas; tenía brazos y piernas que parecían manecillas. Caminaba alrededor del jardín humano. Se sentó cerca de mí.

―Hijo, no te preocupes, es solo que los dioses también se cansan.