La escritura es un acto donde
las palabras terminan siendo luz y sombra, alta niebla y cielo despejado. Es un
asunto confuso y horrendamente vital. Por eso uno termina acompañándose de la
misma sustancia que pretende escribir. Leer termina siendo un mantra para no
apagarse. Comparto con ustedes los mantras que me han acompañado.
El
atado
(Juan Gelman)
Escribir sin contar es como
vivir sin vida. Las palabras serán inocentes, pero no su relación. El contador
traza una columna del “debe” y otra del “haber” y en la última anota los
silencios que supo conseguir. Con las caras de una palabra quisiera hacer
piedras y mirarlas todas hasta el fin de mis días. Esas caras siempre tienen
otras fugitivas de la boca. Morder la piedra, entonces, es la tarea del poeta,
hasta que sangren las encías de la noche. En esa noche navegará sin rumbo fijo,
desconfiado de todo, en especial de sí, mirando espejos que cantan como sirenas
que no existen. El poeta se atará al palo mayor de su ignorancia para no caer
en sí mismo, sino en otro país de aventura mayor, muerto de miedo y vivo de
esperanza. Sólo el dolor lo unirá muertovivo al vacío lleno de rostros y verá
que ninguno es el suyo. Y todos serán libres.
Confianzas
(Juan Gelman)
Se sienta a la mesa y escribe
"con este poema no
tomarás el poder" dice
"ni con miles de versos
harás la revolución" dice
y más: esos versos no han de
servirles para
que peones maestros hacheros
vivan mejor
coman mejor o él mismo viva
mejor
ni para enamorar a una le
servirán
no ganará plata con ellos
no tendrá cine gratis con
ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino
por ellos
ni papagayos ni bufandas ni
barcos
ni toros ni paraguas
conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia
no mojará
no alcanzará perdón o gracia
por ellos
"con este poema no
tomarás el poder" dice
"con estos versos no
harás la revolución" dice
se sienta a la mesa y escribe
Cómo
ser un gran escritor
(Charles Bukowski)
Tenés que cogerte a muchas
mujeres
bellas mujeres
y escribir unos pocos poemas
de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y/o los nuevos talentos.
sólo tomá más cerveza más y
más cerveza.
Andá al hipódromo por lo menos
una vez
a la semana
y ganá
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier boludo puede ser un
buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
dormí hasta el mediodía.
evitá las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en
término.
acordáte de que no hay un
pedazo de culo
en este mundo que valga más de
50 dólares
(en 1977).
y si tenés capacidad de amar
amáte a vos mismo primero
pero siempre sé consciente de
la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas
razones.
un sabor temprano de la muerte
no es
necesariamente
una mala cosa.
quedáte afuera de las iglesias
y los bares y los
museos
y como las arañas sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quedáte con la cerveza
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarrá una buena máquina de
escribir
y mientras los pasos van y
vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa
dale duro.
hacé de eso una pelea de peso
pesado.
hacé como el toro en la primer
embestida.
y recordá a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine,
Dostoievsky, Hamsun.
si crees que no se volvieron
locos en habitaciones
minúsculas
como te está pasando a vos
ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza…
entonces no estás listo
tomá más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay
está bien
igual.
Manual
de combate
(Charles Bukowski)
Dijeron que Céline era un nazi
dijeron que Pound era un
fascista
dijeron que Hamsun era un nazi
y un fascista.
Pusieron a Dostoievsky frente
a un pelotón
de fusilamiento
y mataron a Lorca
le dieron electrochoques a
Hemingway
(y vos sabes que se pegó un
tiro)
y echaron a Villon de la
ciudad (París)
y Mayakovsky
desilusionado con el régimen
y luego de una pelea de
enamorados,
bueno,
también se pegó un tiro.
Chatterton se tomó veneno de
ratas
y funcionó
y algunos dicen que Malcom
Lowry se murió
ahogado en su propio vómito
borracho.
Crane se tiró a las hélices
del barco o a los tiburones.
El sol de Harry Crosby era
negro.
Berryman prefirió el puente.
Plath no encendió el horno.
Séneca se cortó las muñecas en
la
bañera (es la mejor manera:
en agua tibia)
Thomas y Behan se
emborracharon
hasta morir y
hay muchos más.
¿Y vos querés ser un
escritor?
Es esa clase de guerra:
la creación mata,
muchos se vuelven locos,
algunos pierden el rumbo y
no lo pueden hacer
nunca más.
Algunos pocos llegan a viejo.
Algunos pocos hacen plata.
Algunos se mueren de hambre
(como Vallejo).
Es esa clase de guerra:
bajas por todas partes.
Está bien, adelante
hazlo
pero cuando te ataquen
por el lado que no ves
no me vengas con
remordimientos.
Ahora me voy a fumar un
cigarrillo
en la bañera
y luego me voy a ir a
dormir.
Al
príncipe
(Pier Paolo Pasolini)
Si regresa el sol, si cae la
tarde,
si la noche tiene un sabor de
noches futuras,
si una siesta de lluvia parece
regresar
de tiempos demasiado amados y
jamás poseídos del todo,
ya no encuentro felicidad ni
en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mí
toda la vida…
Para ser poetas, hay que tener
mucho tiempo:
horas y horas de soledad son
el único modo
para que se forme algo, que es
fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar
estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo:
por culpa de la muerte
que se viene encima, en el
ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este
nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres,
y a los poetas la paz.
A
algunos radicales
(Pier Paolo Pasolini)
El espíritu, la dignidad
mundana,
el arribismo inteligente, la
elegancia,
el traje a la inglesa y el
chiste francés,
el juicio tanto más duro
cuanto más liberal,
la sustitución de la razón por
la piedad,
la vida como apuesta para
perder como señores,
os han impedido saber quiénes
sois:
conciencias siervas de la
norma y del capital.
A
quien pueda interesar
(José Emilio Pacheco)
Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía
A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo
La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni
medida
Aceleración
de la historia
(José Emilio Pacheco)
Escribo unas palabras
y al
mismo
ya dicen otra cosa
significan
una intención distinta
son ya
dóciles
al Carbono 14
Criptogramas
de un pueblo remotísimo
que
busca
la escritura en tinieblas.
Intensidad
y altura
(Cesar Valllejo)
Quiero escribir, pero me sale
espuma,
quiero decir muchísimo y me
atollo;
no hay cifra hablada que no
sea suma,
no hay pirámide escrita, sin
cogollo.
Quiero escribir, pero me
siento puma;
quiero laurearme, pero me
encebollo.
No hay tos hablada, que no
llegue a bruma
no hay dios ni hijo de dios,
sin desarrollo.
Vámonos, pues, por eso, a
comer yerba,
carne de llanto, fruta de
gemido,
nuestra alma melancólica en
conserva.
¡Vámonos! ¡Vámonos! Estoy
herido;
Vámonos a beber lo ya bebido,
vámonos, cuervo, a fecundar tu
cuerva.
HOY
ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS...
(Cesar Vallejo)
Hoy me gusta la vida mucho
menos,
pero siempre me gusta vivir:
ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo
y me contuve
con un tiro en la lengua
detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en
retirada
y en estos momentáneos
pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis
semanas!...
Mis padres enterrados con su
piedra
y su triste estirón que no ha
acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis
hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en
chaleco.
Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi
café
y viendo los castaños
frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una
frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla
la tonada!
¡Tántos años y siempre,
siempre, siempre!
Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi,
por no llorar.
Que es verdad que sufrí en
aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber
mirado
de abajo para arriba mi
organismo.
Me gustará vivir siempre, así
fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo
repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos
años,
y siempre, mucho siempre,
siempre, siempre!
A
un poeta sajón
(Jorge Luis Borges)
Tú cuya carne, hoy dispersión
y polvo,
pesó como la nuestra sobre la
tierra,
tú cuyos ojos vieron el sol,
esa famosa estrella,
tú que viviste no en el rígido
ayer
sino en el incesante presente,
en el último punto y ápice
vertiginoso del tiempo,
tú que en tu monasterio fuiste
llamado
por la antigua voz de la
épica,
tú que tejiste las palabras,
tú que cantaste la victoria de
Brunanburh
y no la atribuiste al Señor
sino a la espada de tu rey,
tú que con júbilo feroz
cantaste,
la humillación del viking,
el festín del cuervo y del
águila,
tú que en la oda militar
congregaste
las rituales metáforas de la
estirpe,
tú que un tiempo sin historia
viste en el ahora el ayer
y en el sudor y sangre de
Brunanburh
un cristal de antiguas
auroras,
tú que tanto querías a tu
Inglaterra
y no la nombraste,
hoy no eres otra cosa que unas
palabras
que los germanistas anotan.
Hoy no eres otra cosa que mi
voz
cuando revive tus palabras de
hierro.
Pido a mis dioses o a la suma
del tiempo
que mis días merezcan el
olvido,
que mi nombre sea Nadie como
el de Ulises,
pero que algún verso perdure
en la noche propicia a la
memoria
o en las mañanas de los
hombres.