Ibagué es la ciudad donde me crié una
gran parte de mi vida, pero sobre todo donde mi mundo escrito se ha formado.
Por eso quería que fuera la ciudad donde por primera vez se viera mi libro y donde
la gente pudiera acceder a el. Al igual fue una fortuna poder compartir el
escenario con Martha, quien nos abrió, a mí y a otros, un espacio para explorar
las letras sin mayores pretensiones. Quizás por ese afecto termine en un evento
magnifico, lleno de una calidez, una emoción que iba sobrecogiendo a la mayoría
de asistentes que se interesaron por las palabras que iban surgiendo en la
charla, por la música, por la lectura.
Creo que esa noche se presentaron dos
libros maravillosos, dos libros que pueden despertar emociones sumamente
poderosas. Dos libros, lo suficientemente elaborados que pueden prescindir de
sus autores, que en su momento, en su futuro, podrán caminar solos.
Música a cargo del ensamble de Jazz de la universidad de Ibagué
De izquierda a derecha:
Eder Cervera, Martha Fajardo y Eduardo Bechara
Un buen público.
Y la última foto para el recuerdo.
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