martes, 16 de octubre de 2018

Ocobos


No creo en la belleza de los Ocobos, creo en su fealdad, cuando se despojan de sus flores y estas caen como bombas al suelo, queriendo fertilizar el asfalto. Se destiñen hasta la muerte. Gritan hasta que se van desvaneciendo en una masa negra, macerada por las ruedas de los carros.

Las flores de los Ocobos quieren reventar el concreto
y con su leve cuerpo
se arrojan contra la acera.

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