Gaia baila un bambuco con la
muerte
zapatea las dichas y zancudos
suda la marina palmera
mientras en la alacena los
juncos se rebosan.
Necesitábamos un poco de
muerte para cerrarnos
los cristales en la canaleta
liberan los zorros
las gallinas siguen
aprisionadas pero los linces
resucitan y hacen temblar la tierra
estamos en un espacio usurpado
y conquistado
un ave roja, diminuta, se
pasea por los cables
un ave encendida no tiene nombre.
Basta un poco de muerte, la
misma muerte
repartida por peldaños
para cerrarnos en la hoguera.
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