Yo, dejé los ojos en el cine:
el alma en grises
y un mal doblaje en las
caricias.
Envidio, entiendes la lluvia,
el ascenso de lo mortal
la caída de lo divino
el viento como francotirador
al sueño.
No es cosa fácil entender el
mundo
preferimos el absurdo
pero en ti habita el primer
temor, el primer asombro
cuando el agua se abre sobre
la nada.
Yo tengo el corazón diminuto
puedo irme paso sobre la horca
con aquellos que no
entendieron la lluvia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario